JESÚS REYES LAMAS. Socio de AGA.
“En la autocaravana estoy en mi casa; lo que cambia es el escenario al abrir la puerta y la posibilidad de conocer a otras personas”.
Compró su primera autocaravana en 2006. Seguía la estela de una afición de años, la de subir a su familia al coche para ir a la playa o recorrer una Galicia llena de belleza y sorpresas, sin planes preconcebidos, sin horarios, sin ataduras. Jesús Reyes Lamas, vecino de Carballo (A Coruña), mantiene la pasión de viajar en libertad, de conocer y disfrutar de todos y cada uno de los rincones de su Galicia natal y, siempre que puede, adentrarse en otras comunidades autónomas y en el vecino Portugal.
Ama el autocaravanismo y defiende el asociacionismo como la mejor fórmula para poner en valor el turismo itinerante, un turismo desestacionalizado y sostenible y para poder tener un interlocutor reconocido, con peso y respetado a la hora de reivindicar servicios y medios para las AC ante las administraciones y buscar soluciones dialogadas ante posibles disfunciones.
¿Cómo llegó al autocaravanismo?
Yo compré mi primera autocaravana en el año 2006. Fue un paso lógico. Primero, cuando los críos eran pequeños, desmontaba un furgón del trabajo para llevarlos a la playa y pasar el allí el día en familia; recogíamos a la tarde para regresar y repetir la operación al día siguiente. Después pasamos a una caravana de remolque que nos permitía pernoctar y hacer excursiones sin preocuparnos de reservas, planes, etc. y por fín, dimos el salto a la autocaravana. Ganamos en comodidad y libertad para movernos.
¿A dónde le ha llevado la autocaravana?
Uso la AC para viajes no muy largos, de fin de semana, algunos puentes o días festivos sobre todo por Galicia o comunidades próximas. En verano salimnos todos los fines de semana, ahora que los chicos son mayores, sobre todo con mi mujer, pero algunas veces se sigue apuntando toda la familia. Y en invierno pues nos vamos a pasar el día o el fin de semana a Foz, a Vilagarcía, a Fisterra… nos vamos con la autocaravana muchas veces a ver amigos, que en muchos casos son también autocaravanistas y a los que conocimos en viajes o estancias en distintos puntos de Galicia u otras comunidades.
¿Qué le gusta de viajar en AC?
Me gustan dos cosas sobre todo. Por un lado, la libertad de subirnos a la AC y viajar sin planes fijos, sin reservas, sin tener que cumplir horarios. Por otro, yo soy una persona muy casera y en la AC estoy en mi casa, lo que cambia es el paisaje, el escenario al abrir la puerta, la posibilidad de conocer otros lugares y a otras personas.
¿Y cómo son esas personas que se encuentra al abrir la puerta de la AC?
Ser autocaravanista no te hace especial, como en cualquier colectivo encuentras de todo, pero creo que prevalece, con mucha diferencia, la buena gente. Yo me muevo mucho por Galicia y a lo largo del año me encuentro principalmente gallegos aficionados como yo a viajar en libertad y sin ataduras pero en los meses de verano, como nos hemos convertido en un paraíso para las AC, hay autocaravanistas DE todas partes y EN todas partes.
¿Tiene una larga experiencia como autocaravanista? ¿Qué ha cambiado en estos años?
Yo noto un cambio cultural. No me refiero a que ahora tengas más estudios o carreras universitarias, sino que ahora son más respetuosos en el comportamiento y con el medio ambiente, lo que facilita la convivencia entre nosotros y con las personas de los lugares que visitamos. Es verdad que siempre hay excepciones pero creo que como colectivo hemos mejorado.
¿En qué cuestiones habría que incidir, en su opinión, para poner en valor el autocaravanismo?
Creo que debemos mejorar la imagen del colectivo, que en ocasiones no se corresponde con la realidad. Si hay malos comportamientos o problemas, se detectan y corrigen pero no se puede meter en el mismo saco a todos. Es verdad que, en Galicia, somos bien recibidos y apuestan por este tipo de turismo. Puede haber en el verano tensiones puntuales en algunos municipios más turísticos, pero en general no hay problemas de convivencia. Creo que allí dónde vamos somos, en general, respetuosos con el entorno, consumimos en la economía y hostelería local y disfrutamos de la naturaleza de una manera sana. Somos un activo sobre todo para pueblos pequeños y zonas más despobladas.
¿Qué puede hacer una asociación como AGA para mejorar esta imagen o para hacer más fácil la vida de los autocaravanistas?
AGA ya trabaja en este sentido. La fuerza la haces en grupo, individualmente no tienes peso pero una asociación, con el aval de los socios detrás, de todo un colectivo, la cosa cambia. Yo soy socio de AGA desde 2008 y he visto y veo cómo se le escucha en los concellos, con los que trabaja, por ejemplo, para abrir áreas de servicios para AC; como son un interlocutor con la Xunta o en foros de autocaravanismo y como fomenta el turismo itinerante, como un turismo sostenible y de calidad.
“En verano, como Galicia es un paraíso para las AC, hay autocaravanistas DE todas partes y EN todas partes”
¿Y cómo son esas personas que se encuentra al abrir la puerta de la AC?
Ser autocaravanista no te hace especial, como en cualquier colectivo encuentras de todo, pero creo que prevalece, con mucha diferencia, la buena gente. Yo me muevo mucho por Galicia y a lo largo del año me encuentro principalmente gallegos aficionados como yo a viajar en libertad y sin ataduras pero en los meses de verano, como nos hemos convertido en un paraíso para las AC, hay autocaravanistas DE todas partes y EN todas partes.